lunes, 4 de abril de 2011

La soledad no quita el frío.



Hay un dibujo huérfano de madre que pende de mi pared. Aún no me he atrevido a quitarlo. No como algunas otras cosas, que ya no están, que se mueren de amor en el fondo del armario. Sé que está triste. Se lo noto en la tinta; porque este dibujo... está pintado. "Pero si tú no sabes llorar", le digo, y me responde que eso es porque aún no se ha puesto el Sol; me dice que, entonces, seré yo el que le enseñe a hacerlo y que, en ese mismo entonces, ni él podrá consolarme.

Y es que hay una reina que ha perdido a su rey; un rey que guardó la primera lágrima que se desprendió de su corona junto con entradas de cine que esconden secretos que podrían llevarlos a la cárcel, servilletas que hablan de amor y corazones verdes que prometen imposibles.

Te echas en la cama y tiras de la soledad un poco más, para cubrirte entero. Pero ocurre que, al tirar, se te quedan los pies fuera y el frío se te cuela por debajo. Y entonces aprendes que, hagas lo que hagas, la soledad no puede quitarte el frío.

2 comentarios:

  1. No solo no te lo quita, si no que encima hace que sea más patente, lo acentúa. Me gusta mucho este relatín... el tema de la soledad lo tengo bastante metido en la cabeza muchas veces... la tengo miedo... :O
    Si el rey se ha perdido no tardará en encontrarlo, que es es un rey sin reina?...
    Y Sigur? Cada vez lo veo más importante para mí, me llega muchísimo, y como no es muy conocido me da cierta sensación de... cercanía puede ser?
    Me gusta, me encanta! Sigue así compañero! =P

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  2. Eso digo yo Marco.....Qué sería una reina sin su rey, y un rey sin su reina?¿?
    Tu relato es corto, pero intenso. Me encanta lo que has hecho con la foto. Es genial.
    Pero....veo muy vacía la mesa.
    --No dejes nunca de escribir, por favor--

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